REVISIÓN SISTEMÁTICA: SÍNDROME CARDIORENAL: MANEJO ACTUAL Y NUEVAS PERSPECTIVAS
Autores:
Monkowski
Lombi
Trimarchi
Correspondencia a:
Dr. Matías Monkowski
Servicio de Nefrología. Hospital Británico de Buenos Aires. Perdriel N° 74. Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Correo electrónico: matias.mnk@gmail.com
FAX. (54-11) 43046400 Int. 2551/2
Resúmen
El síndrome cardiorenal (SCR) resulta de la interacción bidireccional patológica entre corazón y riñones. El grupo ADQI (Acute Dialysis Quality Group) ha propuesto una clasificación del SCR en dos grandes grupos, cardiorenal y renocardíaco, basado temporalmente en la afectación inicial de una de los dos y de las diferentes fisiopatologías en ellas incluidas. A su vez, ambas, según el tiempo de presentación se dividen en aguda o crónica. De todas maneras, independientemente del mecanismo y el órgano inicialmente afectado, la injuria persistente deriva en reparación con fibrosis y finalmente disfuncion orgánica. En los últimos años se ha hecho especial hincapié en diferenciar los pacientes con insuficiencia cardiaca con fracción de eyección reducida o preservada (ICFEr o ICFEp) tanto desde el punto de vista fisiopatológico como terapéutico. En los últimos años conforme fueron aumentando la prevalencia e incidencia de factores de riesgo tales como: hipertensión, diabetes y obesidad, en el contexto de una población envejecida por el aumento de la expectativa de vida también se refleja un aumento y prevalencia de los SCR. La siguiente revisión se enfoca en los principales aspectos fisiopatológicos, diagnósticos y terapéuticos del SCR teniendo como objetivo de nutrir a los distintos actores de herramientas para lograr mitigar y eventualmente revertir los procesos de daño y de esta forma lograr enlentecer la progresión hacia la disfuncion orgánica terminal.
PALABRAS CLAVE: Síndrome cardiorenal, congestión, ICFEp, ICFEr
Abstract
Cardiorenal syndrome (CRS) results from a complex and bidirectional interaction between the failing heart and the kidneys. The Acute Dialysis Quality Group (ADQI) proposed an effective classification of CRS divides into two main groups, cardiorenal and renocardiac. According to the presentation time, they are divided then into acute or chronic. However, the final common pathway with persistent injury in kidney and heart is fibrosis and finally organ disfunction. Based en physiopathology and treatment, there are several differences between Heart failure with reduced or preserved excretion fraction (HPrEF o HFpEF). Prevalence and incidence data shows an increase in CRS also due to an increasing incidence and prevalence of risk factors such hypertension, age, diabetes, obesity. The following review will focus on the main aspects of physiopathology, diagnostic tools and treatment strategies to reverse injury or slow down the progression to organ disfunction.
KEY WORDS: Cardiorenal Syndrome, Congestion, HFpEF, HFrEF
INTRODUCCIÓN
El síndrome cardiorenal (SCR) es un desorden fisiopatológico que afecta a ambos órganos produciendo declinación de sus funciones a través de vías que se intercomunican entre sí de forma bidireccional en la cual una condición patológica afecta a la otra 1. La incidencia y prevalencia ha ido en aumento en los últimos años, en gran parte por incremento tanto de la incidencia como prevalencia de los principales factores de riesgo cardiovasculares como la HTA, diabetes, IRC, obesidad, sedentarismo, dislipemia y edad avanzada. Se estima que entre el 25-63% de los pacientes con insuficiencia cardiaca tienen alguna forma de SCR 2
Tanto la insuficiencia cardiaca como la insuficiencia renal son factores independientes de mortalidad, la cual aumenta exponencialmente con la asociación de ambas. Los mecanismos fisiopatológicos involucrados en el daño de ambos órganos sin a menudo similares. La via final común del daño persistente y la repetición de los mecanismos injuriantes es la reparación con fibrosis, lo cual constituye un daño orgánico irreversible.
La clasificación resulta en ocasiones puramente semántica, determina que órgano fue afectado de forma inicial, produciendo como consecuencia alteración en el otro, situación que en la mayoría de las situaciones es difícil de determinar. En esta revisión esta división se hará para revisar conceptos epidemiológicos, etiológicos y fisiopatológicos, mientras que el diagnóstico y tratamiento se abordará de forma conjunta.
Se clasifica en 5 tipos:
SCR tipo I
La incidencia de injuria renal aguda (IRA) en la insuficiencia cardiaca descompensada (ICD) estimada es del 20-40% 3
FISIOPATOLOGÍA
Mecanismos hemodinámicos: Se basan en la alteración de mecanismos que determinan la presión de perfusión renal (PPR), como son presión arterial media (PAM) y Presión venosa central (PVC).
De manera que se puede decir que PPR = PAM – PVC.
La caída del gasto cardiaco (GC) produce caída en el flujo sanguíneo renal (FSR) por falla anterógrada. Debido a que los riñones reciben el 20-25% del GC, esto gatilla mediante la estimulación de baroreceptores renales, vasoconstricción de la arteriola aferente adenosina mediada y activación del sistema renina-angiotensina-aldosterona (SRAA) y simpático, lo que inicialmente tiende a mantener la tasa de filtrado glomerular (TFG). Si persiste el daño, la caída del FSR termina produciendo hipoxia tubular e injuria tubulointersticial y activación neurohumoral persistente 4
El otro mecanismo hemodinámico involucrado en el desarrollo del SCR tipo I, considerado los últimos años como el principal, está relacionado con la congestión venosa. Durante la insuficiencia cardiaca aguda (ICD), por falla retrógrada, se produce aumento en las presiones de llenado del ventrículo izquierdo (VI), sobrecarga en la aurícula izquierda (AI) y en la circulación pulmonar, con la consecuente congestión pulmonar, aumento en la presión de la aurícula derecha (AD) y elevación de la presión venosa central (PVC) 5 Esto produce retraso en el flujo (outflow) venoso con la consecuente congestión venosa y linfática (esta última ayuda a perpetuar el mecanismo), elevación de presiones eferentes, disminución en la presión de perfusión transrenal, aumento de la presión hidrostática intraglomerular e intratubular, produciendo disminución en la presión de perfusión renal.
Por otro lado, en casos de congestión severa, hay elevación de la presión intraabdominal, lo que contribuye a disminuir la perfusión renal producto de una menor distensión (compliance) abdominal. De manera que en estos pacientes podría ser necesaria, aparte del uso de diuréticos o extracción mecánica de fluidos con terapia de soporte renal a través de la modalidad de ultrafiltración, la realización de paracentesis evacuadora o cirugía de descompresión abdominal 6
Mecanismos neurohumorales: La hipoperfusión renal persistente y aumento en la presión hidrostática en el territorio venoso alteran los mecanismos autoreguladores renales. Como consecuencia, hay un aumento en la activación simpática, del SRAA y liberación no osmótica de hormona anti-diurética (ADH) 7 Como consecuencia se produce vasoconstricción sistémica y renal con caída del FSR y TFG. La estimulación simpática causa vasoconstricción renal sin preferencia por la arteriola aferente o eferente, a diferencia de la angiotensina II (AT II). La liberación de ADH no osmótica contribuye a la hiponatremia y al aumento en la reabsorción de urea, los cuales son marcadores de mal pronóstico en la ICD. La angiotensina II, a su vez, estimula la liberación de ADH, generando así un círculo vicioso 8 El efecto final es la reducción en el filtrado glomerular y subsecuentemente, disminución del ritmo diurético.
SCR Tipo II
Se ha observado una prevalencia de IRC en pacientes con insuficiencia cardiaca de hasta un 45-63%. Esta asociación aumenta la mortalidad y el riesgo de eventos cardiovasculares.
FISIOPATOLOGÍA
En los pacientes con insuficiencia cardiaca crónica (IC), la fisiopatología del síndrome cardiorenal tipo 2 hay que enfocarlo de manera unicista, pero teniendo en cuenta algunos conceptos que difieren en su desarrollo según si el paciente presenta insuficiencia cardiaca con fracción de eyección reducida (ICFEr) o preservada (ICFEp).
• ICFEr: Definida por síntomas y signos cardinales de IC + fracción de eyección (FEY) VI menor a 40% por ecocardiograma. Se presenta más comúnmente en hombres, tabaquistas, dislipemicos y diabéticos. Su principal causa es la cardiopatía isquémica coronaria, con el desarrollo de cardiopatía isquemico-necrotica9, aunque también se ha asociado a algunas valvulopatías. Se la considera sinónimo de insuficiencia cardiaca sistolica10. Presentan típicamente caída del GC con activación de sistemas neurohumorales. Se produce a su vez un aumento en el volumen residual del VI, lo cual provoca stress parietal al final de la sístole, sobrecarga de volumen y remodelamiento excéntrico del VI. Como se abordará más adelante, debido a los mecanismos fisiopatológicos antepuestos, se ha demostrado el beneficio del bloqueo de los sistemas neurohumorales en estos pacientes 11
• ICFEp: Esta subentidad clínica ha ido ganando importancia en los últimos 20 años, a tal punto que en la actualidad se consideran el 50% de todos los pacientes con IC 12 Sus factores de riesgo son: edad avanzada, HTA, DBT, sexo femenino, obesidad, enfermedad microvascular coronaria, IRC.13 La definición comprende síntomas y signos cardinales de IC + FEY VI mayor a 50%. No es considerada sinónimo de disfuncion diastólica, la cual se presenta de forma variable. Recientemente se describió la ICFEsn (insuficiencia cardíaca con fracción de eyección subnormal), que comprende pacientes con FEY VI entre 40-50%, y comparten características con ambas entidades 11 Los pacientes con ICFEp se presentan clásicamente con alteración en la relajación del VI e incremento en la presión diastólica del VI, lo que determina una mayor presión de fin de diástole (PFD), con la consecuente congestion 14 A su vez, la HTA de larga data provoca sobrecarga por presión, remodelamiento cardíaco, mayor disfuncion diastólica con HVI concéntrica, sin dilatación 15 Como se mencionó anteriormente, debido al aumento en la prevalencia de la ICFEp en los últimos años, se ha hecho particular hincapié en algunos conceptos fisiopatológicos que lo involucran en SCR.
Los pacientes con ICFEp tienen mayor prevalencia de hipertensión pulmonar (HTP) que aquellos con ICFEr. En los pacientes con IRC, la HTP postcapilar es más frecuente que en aquellos sin IRC, aunque la precapilar sigue siendo el subtipo mas frecuente 16 La misma contribuye a un peor pronóstico en estos pacientes. La HTP en IRC se presenta en aproximadamente un 20-25% a través de los distintos estadios 17 La presencia de HTP hace particularmente susceptibles a episodios de IRA por congestión venosa. Se debería evaluar mediante cateterismo derecho aquellos pacientes con alta probabilidad de HTP basado en la presencia por ecocardiograma de velocidades de regurgitación tricuspídea mayores a 2.9 mts/seg.
Disfuncion endotelial
Es el concepto fisiopatológico más relevante en estos pacientes. Esto está relacionado con mecanismos inflamatorios sistémicos producto de obesidad, HTA, diabetes, IRC, activación del SRAA. Esta última, contribuye particularmente a la disfuncion endotelial por activación, a través de efectos mediados por ATII, de la NADPH oxidasa, produciendo especies reactivas del oxígeno (ROS) y menor disponibilidad de óxido nítrico (ON). Estos procesos fisiopatológicos causan a nivel miocárdico inflamación coronaria endotelial microvascular, lo que estimula a los cardiomiocitos y fibroblastos cardiacos, a través del eje GMPc-PKG, con la posterior HVI y fibrosis cardiaca por hipofosforilación de la titina 18 La disfuncion microvascular endotelial coronaria se ha observado hasta en el 75% de pacientes con ICFEp, y demostró tener asociación directa con la microalbuminuria, elevación de ProBNP y disfuncion del VD 19
Incompetencia cronotrópica
Otra alteración característica de los pacientes con ICFEp es la incompetencia cronotrópica secundaria a disfuncion autonómica con disminución de la sensibilidad a baroreflejos y activación simpática, lo que en definitiva provoca activación simpática renal, con vasoconstricción y caída del FSR. Esta alteración se asocia con caída de la TFGe y elevación del ProBNP 20
Tanto el patrón ICFEr como ICFEp suelen presentan, en algún momento, disminución del gasto cardiaco. Es mas sencillo de comprender el mecanismo en el caso de los pacientes con ICFEr. Sin embargo, los pacientes con ICFEp pueden desarrollarlo debido a que el aumento en la presión de llenado del VI (mecanismo principal en estos pacientes), provoca disminución en el llenado sistólico del VI, lo que lleva a una inadecuada reserva volumétrica y caída del GC. Esto conlleva a la activación de mecanismos autorreguladores lo cuales inicialmente logran mantener la TFG 21 La activación persistente del sistema neurohumoral provoca mayor retención de sodio y agua, congestión subclínica inicial, disfuncion renal por elevación de la presión intersticial intrarenal, colapso tubular y disminución del gradiente de presión a través del glomérulo y finalmente, caída del FG. La persistencia del cuadro lleva a la congestión clínica, con expansión del volumen plasmático inicial debido a la poca distensión (compliance) intersticial. Cuando la compliance del intersticio aumenta (esto sucede en IC crónica), este adquiere la capacidad de almacenar mayor cantidad de líquido 22 En este contexto, con la disminución del volumen circulante eficaz disminuye la presión hidrostática capilar, lo que facilita el intercambio de fluidos del intersticio al intravascular, expandiendo el mismo nuevamente. El shift se ve ampliamente favorecido por las alteraciónes en la permeabilidad capilar endotelial 22 La hipervolemia persistente puede precipitar episodios de ICD cuando el sistema neurohumoral media la vasoconstricción en el territorio venoso, trasladando liquido desde el reservorio esplácnico hacia el central 23
Los eventos fisiopatológicos que suceden a nivel renal tienen su consecuencia tanto por la hipoperfusión como por la sobrecarga. Ante una caída en el FSR, el volumen plasmático expuesto a un gradiente de presión de filtración por superficie capilar disminuye. Esto provoca un aumento rápido en la presión oncótica del capilar glomerular a nivel de la arteriola aferente, lo que logra aumentar la fracción de filtración (FF, normalmente de 20%) hasta un máximo de 60%. Si el FSR persiste disminuido a pesar del incremento máximo en la FF, terminará cayendo la TFG. Este mecanismo resulta independiente de los cambios en las presiones hidrostáticas 8 Al aumentar la FF, la presión oncótica peritubular aumenta, lo cual produce reabsorción de sodio y agua. La sobrecarga de volumen produce a nivel renal (dado que es un órgano encapsulado) un aumento en la presión hidrostática del fluido intersticial y capilar peritubular, mientras que la presión oncótica del fluído intersticial disminuye debido a la remoción de proteínas intersticiales por elevación del flujo linfático. Esto último también provoca mayor reabsorción de sodio y aguda por parte del túbulo proximal (TP) 8 El aumento en la absorción de sodio y agua por parte del TP produce menos llegada de ClNa a la mácula densa, lo que produce liberación de ON y (Pg) E2, con la consecuente liberación de renina en las células granulosas, activación del SRAA y perpetuación del cuadro.
Fibrosis
La vía final común en la evolución de la injuria orgánica persistente es gatillada por cascadas
celulares y moleculares complejas que culminan en fibrosis tisular. Esta respuesta fibrogénica
puede producir cicatriz parenquimatosa y finalmente disfuncion celular y orgánica 24 Tanto en el riñón como en el corazón la fibrosis deriva de procesos como inflamación, daño por isquemia-reperfusión, estrés oxidativo, disfuncion endotelial, edad, HTA, diabetes, obesidad, llevando a la IRC e IC. A nivel miocárdico el remodelamiento involucra secreción de proteínas de la MEC por parte de miofibroblastos. A nivel renal, la fibrosis tubulointersticial y disfuncion se genera por diferenciación de las células epiteliales tubulares a miofibroblastos en un proceso llamado transición epitelio-mesenquimal, adquiriendo un fenotipo fibroblástico con capacidad de síntesis de MEC (colágeno tipo I y III, fibronectina). La aldosterona es uno de los responsables de activar la cascada de reacciones, aunque también se conocen otros como TGF-beta 1, NGAL (lipocalina 2), FGF-23 que también promueven la fibrosis via activación del receptor de mineralocorticoide (RM). La obesidad per se (considerado por algunos como IC estadio A) se encuentra fuertemente asociada con inflamación y fibrosis. En estos se observó up regulation en la expresión de galectina-3 de RM 25
Un concepto relativamente reciente es el de los microRNAs, los cuales constituyen una familia de RNAs no codificantes que están involucrados en la regulación y expresión de vías de señalización intracelular. Estos pueden inducir fibrosis en respuesta a daño tisular persistente con mayor predisposición en algunos pacientes, quienes tendrían un “perfil bioprofibrótico”. Ejemplo de algunos microRNAs con perfil profibrótico que se han estudiado son: miR-192, miR-21, miR-433, miR-324-3p (La mayoría activa la vía TGFbeta-SMAD3) 26
Además, la activación de la vía del receptor de mineralocorticoide juega un papel fundamental en su propagación y desarrollo 27 En este contexto, múltiples estudios mayormente en animales se están realizando con el objetivo terapéutico de disminuir estos efectos, algunos de estos potenciales fármacos incluyen a: avosentan (antagonista de endotelina), bardoxolona (inhibe la vía NFkB). Conocidos y probados son los efectos antifibróticos de los inhibidores del SRAA utilizados en la práctica clínica. Numerosos mediadores de fibrosis inducida por aldosterona se han estudiado los últimos años como GAL-3 (galectina-3, miembro de la familia de las lectinas), NGAL (lipocalina asociada a la gelatinasa de neutrófilos), ST-2 (miembro de familia de receptores de IL-1) y cardiotrofina-1 (factor hipertrófico cardiaco). Se hipotetiza que estos podrían jugar un rol importante como biomarcadores en humanos, con el objetivo de identificar pacientes con vías profibróticas activadas 28
SCR Tipo III
La IRA esta reportada en el 70% de los pacientes la unidad de terapia intensiva (UTI), de los cuales entre 5-25% de ellos desarrollan injuria renal aguda (IRA) severa con requerimiento de TRR, llevando a una mortalidad cercana al 50-80%.29 Esta claro que la incidencia de IRA ha ido en aumento, sin embargo, la epidemiologia del SCR tipo III es mas difícil de caracterizar.
FISIOPATOLOGÍA
La IRA puede causas disfuncion cardiaca a través de distintos varios fisiopatológicos.
Inflamación
Injuria celular tubular gatilla la activación de la inmunidad innata con el consecuente reclutamiento de células inflamatorias hacia el riñon 30 Esto provoca secreción de citokinas proinflamatorias a la circulación sistémica (Interferón gamma, TNF-alfa, IL-1beta, IL.6, IL-18), lo que, particularmente a nivel cardiaco, según lo observado en estudios in vivo e in vitro, provoca depresión de la contractilidad miocárdica31
Activación neuroendócrina:
Tanto la activación del SRAA como del sistema simpático ocurre en la IRA, los cuales se asocian consecuentemente a efectos cardiotóxicos.32 Los mismos son incremento en la demanda de oxigeno miocárdico, disrupción en la homeostasis del calcio, apoptosis e hipertrofia de miocitos 33 Su activación a largo plazo podría inducir reprogramación celular, necrosis y finalmente fibrosis 34 A pesar de este proceso, hay escasa evidencia hay sobre el uso efectivo de bloqueadores del SRAA en pacientes con SCR tipo III.
Disfunción mitocondrial
Se ha observado este fenómeno en miocitos de pacientes con IRA. Su importancia radica en que los mismos requieren aporte constante de ATP para mantener su función contráctil. En modelos animales de isquemia miocárdica, la misma induce disfunción mitocondrial, lo que eleva los niveles locales de ROS y provoca disfunción cardíaca y apoptosis por incremento en los niveles de caspasa-3.35
Acidosis metabólica
Conocido es su efecto proarritmogénico y reductor de la contractilidad miocárdica y vascular, principalmente bajo situaciones de academia severa (PH menor a 7.20). Se ha observado que la acidosis afecta el flujo de electrolitos esenciales para el potencial de acción de membrana del miocito como sodio, potasio y calcio, provocando el estado proarritmogénico, así como disminución de la contractilidad 36
Uremia
Mas de 100 tipos potenciales de toxinas urémicas han sido identificadas, desde pequeñas y solubles, de mediano tamaño hasta las unidas a proteínas. Las mismas, mediante mecanismos de tipo inflamatorio inducen disfuncion endotelial coronaria y disminución del GC.37,38 Este mecanismo tiene una implicancia aún mayor en el desarrollo del SCR tipo 4.
Hiperkalemia
Se asocia, en valores mayores a 7 meq/l, a arritmias fatales (Por repolarización rápida, prolongación del QRS, arritmias ventriculares).39
Sobrecarga de volumen
La sobrecarga de volumen en pacientes con IRA se asocia con aumento en el riesgo de requerir TRR.40 Los efectos negativos a nivel cardiaco son edema intersticial y reducción en la compliance del VI en modelos animales.41 Se lo asociado con aumento en el riesgo de arritmias.42
SCR Tipo IV:
Está bien establecido que la disfuncion renal crónica es un factor de riesgo independiente de enfermedad cardiovascular (ECV). El mismo se incrementa y se hace más evidente a partir de estadios III b - IV de IRC.43 Particularmente en los pacientes con insuficiencia renal crónica terminal (IRCT) en hemodiálisis (HD), la prevalencia es cercana al 50%44 y el riesgo de mortalidad por causas cardiovasculares (CV) es 20 veces mayor que en la población general.
FISIOPATOLOGÍA
Toxinas urémicas
Han sido numerosas las que se han estudiado (P-Cresol, Indoxil Sulfato, N-Oxido de Trimetilamina o TMAO, Acido indolacético o IAA, entre otras). Las mismas se acumulan a medida que disminuye progresivamente el filtrado glomerular, siendo más relevantes en pacientes con IRCT en HD. Las principales toxinas urémicas implicadas en el desarrollo de ECV son aquellas unidas a proteínas, las cuales son dificultosas de remover con la hemodiálisis convencional.45 El principal mecanismo mediante el cual producen ECV es disfuncion endotelial producto de activación de vías inflamatorias (P-Cresol activa la via de la Rho-Kinasa, TMAO la del NFKB e IS inhibe la síntesis de ON).46,47 Esta bien estudiado que la disfuncion endotelial es causa de ICFEp (Apoyada también por una fuerte asociación reciente con la albuminuria).48 Otro mecanismo que involucra las toxinas urémicas es el efecto protrombótico que se activa a nivel de las células musculares lisas vasculares (activación del factor tisular). También se ha visto que tanto IS como TMAO se asocian fuertemente con el desarrollo de ateroesclerosis. Los mecanismos inflamatorios previamente descriptos provocan un disbalance a nivel mitocondrial en los miocitos respecto a la demanda/consumo de oxígeno, con el consecuente efecto pro oxidativo. La carbamilación proteica provoca alteración estructural en la funcionalidad proteica, lo que conlleva a mayor mortalidad y eventos CV.49
Inflamación crónica
Producto de activación crónica de mecanismos neurohumorales y toxinas urémicas circulantes. En pacientes con IRCT se ha observado valores elevados de IL-6. Su principal mecanismo de daño es la disfuncion endotelial como se explicó anteriormente.50
Enfermedad ósea mineral
Presente en IRC en estadios avanzados (TFGe menor a 30 ml/min/1.73 m2). Se asoció con aumento en la presión de pulso, disminución en la perfusión coronaria, hipertrofia del ventrículo izquierdo (HVI) y estenosis aortica, producto del hiperparatiroidismo secundario con las consecuentes calcificaciones valvulares y endoteliales.51,52 Se ha propuesto como mecanismos de los mismos no solo la elevación patológica de la paratohormona, sino al FGF-23, la fetuina-A y osteoprotegerina.53,54 El FGF-23 posee efectos protectores contra la fibrosis y son fosfatúricos en condiciones fisiológicas junto con su correceptor klotho. En IRC avanzadas klotho disminuye su concentración y el FGF-23, por vías Klotho independientes promueve la fibrosis cardiaca.
Microbiota intestinal
Los pacientes en hemodiálisis suelen inducir episodios de microisquemia intestinal, lo que genera translocación bacteriana e inflamación sistémica. Los cambios en la composición de la microbiota, a su vez, produce incremento en la producción de toxinas urémicas, con sus efectos deletéreos ya descriptos.55,56
Acidosis metabólica
En IRC cumple un papel menos patogénico que el descripto en SCR tipo III, por el hecho que es poco frecuente en estos encontrar acidemias severas. De todas maneras, la acidosis metabólica crónica se la asocio con disfuncion diastólica.57
Muerte súbita
El riesgo de la misma, así como de arritmias ventriculares se observa de forma frecuente, en los pacientes con IRCT, en los episodios interdialitícos mas prolongados, debido, principalmente a la hiperkalemia (valores mayores a 6 meq/l). La otra situación en la cual hay riesgo de arritmias y muerte súbita es intradiálisis. Las dos situaciones que mayor predisposición generan a la misma son valores de potasio y calcio en el dializado menores a 2 y 1.25 mmol/l, respectivamente. Por tal motivo, se aconseja a los nefrólogos elevar el valor de los mismos en el dializado.58
Anemia
La fisiopatología de la anemia en la IRC incluye mecanismos inflamatorios que provocan mala utilización del hierro, ferropenia y disminución de la eritropoyesis. La anemia per se asocia con activación del sistema neurohumoral, con el consecuente aumento en la FC, lo que demanda mayor gasto de oxigeno miocárdico y posterior HVI. Se asoció particularmente la ferropenia a la evolución CV en los pacientes en hemodiálisis. Esto se sustenta en el estudio CONFIRM-HF en el cual se demostró que los pacientes en hemodiálisis crónica con ferropenia y FEY menor a 45% bajo tratamiento con hierro carboximaltosado por un año, lograron disminuir significativamente el riesgo de hospitalizaciones por ICD.59,60 De esta manera se asocia al déficit de hierro con alteración en la contractilidad miocárdica. El aporte del mismo se cree que tiene un efecto beneficioso a nivel mitocondrial miocárdico.
Hipotensión intradiálisis
Provoca el fenómeno de stunning o atontamiento miocárdico (anormalidades transitorias en la motilidad parietal miocárdica) con la consecuente disfuncion sistólica, lo cual está asociado a mayor mortalidad CV y por todas las causas.61,62
SCR tipo V
Su tipificación es básicamente una cuestión semántica. Las patologías asociadas más frecuentemente con la aparición “simultánea” de enfermedad renal y cardiaca son producto de, en la mayoría de los casos, enfermedades sistémicas como amiloidosis, diabetes, sepsis, cirrosis, enfermedades del tejido conectivo (Lupus eritematoso sistémico, vasculitis, sarcoidosis).63 La fisiopatología depende de cada patología subyacente, al igual que su diagnóstico. El tratamiento está basado en la patología de base y conceptos que serán tratados, de forma no especifica mas adelante en esta revisión.
HERRAMIENTAS UTILES EN EL DIAGNOSTICO DEL SCR
Valoración de IRA en contexto de SCR 1: IRA?, ¿pseudoIRA?, daño glomerular o tubular?
Es bien conocido que el deterioro en la función renal en pacientes con insuficiencia cardiaca crónica (IC) se asocia a peor pronóstico.64 No se puede aseverar lo mismo en quienes desarrollan deterioro en la función renal en contexto de ICD (SCR tipo I), debido a la falta de consenso en su definición. Se ha propuesto el término “worsening renal function” o deterioro en la función renal, lo cual hace referencia a un aumento absoluto en los valores de creatinina sérica mayores o iguales a 0.3 mg/dl durante el tratamiento descongestivo de la ICD.65 Esta cuestión tiene relación directa con la fisiopatología del SCR I, la cual se basa, como se ha explicado anteriormente, en la afectación principalmente tubular. De esta manera, y dado que las definiciones de IRA utilizan cambios en los valores de creatinina sérica asi como de otros marcadores de FG (cistatina C), no reconoce patrones de daño tubular, además de presentar limitaciones conocidas. En el caso de la creatinina sérica sus valores se modifican con el metabolismo y masa muscular, edad, ingestión proteica, volumen de distribución, fármacos que compiten por secreción tubular, degradación extrarrenal, y la cistatina C con el tabaquismo, inflamación, adiposidad, enfermedad tiroidea, malignidad, glucocorticoides. Se ha propuesto al nitrógeno ureico en sangre (BUN) como método para medir función tubular en pacientes con SCR I. Una diferencia relevante en este contexto, entre creatinina sérica y BUN, es que este último se reabsorbe a nivel tubular. Tanto la ADH como el SRAA median el transporte de urea junto con la reabsorción de sodio, de manera que el BUN representaría un espejo renal del sobreestímulo neurohumoral en la ICD. Esta condición esta amplificada por el underfilling arterial y la diuresis secundaria al tratamiento.66 Algunos autores estudiaron la relación BUN/Crs para el diagnóstico de WRF en SCR tipo I. El incremento de la relación se asoció con peores resultados en estos pacientes.67 Biomarcadores de daño tubular como NGAL y KIM-1 han sido estudiados, pero las mismas no proveen información específica acerca de la disfuncion renal en el contexto de ICD.68
Se propone, para diferenciar dentro del término deterioro de la función renal del SCR tipo I los siguientes conceptos:
• Pseudo IRA: Secundario al tratamiento descongestivo efectivo. Se ha demostrado que
estos pacientes no tienen peor pronóstico por presentar elevación en la creatinina sérica
durante la internación, la cual frecuentemente retorna a su valor habitual al egreso hospitalario. Suelen ser pacientes lo suficientemente bien perfundidos y muestran buena
respuesta al tratamiento descongestivo. Este subtipo es reconocible por hemoconcentración y reducción en la osmolaridad durante el tratamiento decongestivo.69 Contrariamente, los pacientes con aparente mejoría en la función renal durante eltratamiento diurético experimentan peores resultados. Ha sido hipotetizado que esta última situación paradójica podría reflejar la discontinuación de IECA/ARA y/o betabloqueantes o disfuncion del VD con elevada PVC.70
• IRA: Relacionado fisiopatológicamente con la presencia de ambos mecanismos, congestión e hipoperfusión. Suelen ser pacientes con respuestas parciales al tratamiento descongestivo (congestión residual) y con deterioro de función renal persistente. Suelen requerir adición de otro diurético para lograr descongestión eficaz o de ultrafiltración.71 Este subtipo está asociado con congestión residual, además de overdrive neurohumoral, pobre respuesta diurética, elevación de la urea, avidez de sodio por parte del túbulo y acumulación de líquido intersticial.
• IRA sobre IRC: Relacionado a reducción en el flujo cortical y glomeruloesclerosis
crónica. Este subtipo es más frecuente en personas mayores, con ateroesclerosis,
diabetes e hipertensión (situaciones que generan menor reserva funcional renal).
Medición del diámetro de vena cava inferior (VCI)
Podría ser útil en el diagnóstico de sobrecarga de volumen. La variación respiratoria del diámetro de la VCI menor o igual a 15% tiene alta sensibilidad y especificidad para diagnosticar ICD.72
Ecografía pulmonar
Un metaanálisis observo que la presencia de 3 o más líneas B (signo ultrasonográfico de exceso de líquido a nivel pulmonar) resulto tener sensibilidad del 94% y especificidad del 92% para diagnosticar edema de pulmon.73 Las líneas B se han correlacionado con HVI y asociación con mortalidad CV.74 El diagnóstico diferencial es con fibrosis pulmonar. El estudio LUST está investigando si la remoción de fluidos guiada por ecografía pulmonar resulta efectiva en disminuir eventos CV mayores y mortalidad.75
Biomarcadores cardiacos:
El uso de ProBNP no está recomendado para diagnóstico y seguimiento en pacientes con SCR, debido a las múltiples causas que podrían causar su elevación.76
Las troponinas pueden estar elevadas en situaciones distintas a la presencia de síndrome coronario agudo (SCA) como, por ejemplo: IRC, stunning miocárdico, HVI. Independientemente de esto, su aumento se asocia con mayor mortalidad.77
Se ha sugerido para pacientes IRC, especialmente aquellos en HD trisemanal, tener una medición de troponinas basales para mejorar la especificidad diagnóstica. La sensibilidad diagnostica no cambia con la IRC, pero la especificidad se modifica de 95% en la población general a 40% en pacientes en hemodiálisis.78
Ecocardiograma
Se han propuesto 8 criterios ecocardiográficos de insuficiencia cardiaca en hemodiálisis crónica: HVI, aumento en el volumen de fin de diástole del VI, dilatación de AI, disfunción diastólica, enfermedad valvular aortica o mitral, segmentariedad, disfuncion sistólica del VD y FEY menor a igual a 45%. Las dos últimas son las que se han asociado con mayor mortalidad.79
Como se mencionó anteriormente, el diagnostico ecográfico de disfuncion sistólica se define por la FEY estimada del VI menor al 40%. Para el diagnostico ecográfico de disfuncion diastólica se utilizan dos medidas. Una es la disminución de la relación E/A (E representa el llenado pasivo por relajación del VI y A al llenado activo por contracción AI). Cuando la relación E/A esta disminuida implica disfuncion diastólica. Sin embargo, como respuesta a esto, la elevación del pico A finalmente termina elevando al E, disipando la relación, concepto llamado llenado pseudonormal. En estos casos hay que evaluar el movimiento anular de la válvula mitral, la cual indirectamente determina los picos A´ (contracción auricular) y E´ (diástole temprana). De esto surge la otra medida. En los pacientes con patrones de llenado pseudonormal, el pico E retorno a un valor cercano a su habitual, sin embargo, la diástole temprana representada por E´ persiste disminuida. El aumento en la relación E/E´ determina el diagnostico de disfuncion diastólica.80,81
El strain (acortamiento) longitudinal global (SLG) refleja una medición de la deformidad cardíaca, y predice la extensión de la fibrosis miocárdica.82 Es particularmente útil en ICFEp, quienes suelen presentar con HVI con SLG elevado. Los casos que se presenten con HVI y SLG disminuído, sobre todo en edad avanzada, hay que sospechar amiloidosis AL o ATTR (transtiretina).
Bioimpedancia
La estimación del peso seco mediante bioimpedancia parece ser un método accesible en pacientes en hemodiálisis. Recientemente, un ensayo clinico randomizado ha demostrado que el manejo volumétrico mediante bioimpedancia reduce TA, HVI, y rigidez arterial.83
TRATAMIENTO
Manejo volumétrico
Independientemente si el trastorno inicial fue cardíaco o renal, es un pilar fundamental del tratamiento, principalmente en las situaciones agudas (SCR tipo 1 y 3). El objetivo principal es mejorar los síntomas y complicaciones que derivan de la congestión pulmonar y sistémica.
Diuréticos
Los mas utilizados frecuentemente son los diuréticos de asa como la furosemida. Sus efectos adversos más relevantes son hipokalemia, disnatremias, deterioro en la función renal por caída del FSR, activación del sistema neurohumoral 84. Se ha visto que la respuesta diurética durante la IC es distinta en los pacientes con ICFEp e ICFEr. Los primeros tienen menor respuesta y mayor riesgo de IRA debido a que tienen menor expansión del volumen intravascular y mayor intersticial comparado con los pacientes con función reducida. Por ende, la diuresis produce apenas una leve reducción en el volumen intravascular con hipervolemia persistente en aquellos con ICFEp.85 Se ha observado en un trabajo de pacientes con IC, que reducciones significativas del volumen plasmático estimado se asoció con IRA en pacientes con ICFEp pero no en ICFEr.86 De esta manera, se asume que los pacientes con ICFEp son mas susceptibles a desarrollar daño renal con el tratamiento diurético comparado con ICFEr en contexto de su dependencia de la precarga. Consecuentemente, el estudio ROPA-DOP mostró esto en pacientes con ICFEp que recibieron BIC furosemida vs tratamiento intermitente.87 Esto nuevamente sustenta el concepto de dependencia que tienen estos pacientes a la precarga, en los cuales el tratamiento en infusión continua genera que no puedan equilibrar el volumen intravascular con el intersticial (refilling intravascular). La respuesta de aquellos con ICFEp depende de la disfunción del VD y el valor de presión venosa central (PVC). La respuesta al tratamiento diurético se realiza principalmente mediante la evolución clínica basada en signos y síntomas. Recientemente se ha publicado un trabajo que evalúa la respuesta descongestiva con diuréticos en IC según valores de sodio urinario. Se vió que un sodio urinario en orina spot menor a 30 meq/l y/o inhabilidad para incrementar el mismo durante el tratamiento con furosemida endovenosa se asoció con menor respuesta diurética, injuria tubular renal y mayor mortalidad a un año.88
Se han propuesto distintas definiciones de refractariedad al tratamiento diurético89
Congestión persistente a pesar de elevadas dosis de furosemida, equivalentes a al menos 80 mg
Excreción de sodio respecto a su carga filtrada menor a 0.2%
Falla en excretar 90 mmoles de sodio o mas a pesar de 160 mg de furosemida
Esta respuesta se ve mas frecuentemente con la progresión del síndrome cardiorenal (SCR tipo II y IV) y sucede en el 25-30% de pacientes con IC. Está asociada a persistencia de síntomas, aumento del riesgo de IRA y mortalidad.90 Diferentes mecanismos posibles se han descripto para explicar la resistencia a los diuréticos. Lo primero que habría que evaluar es si el diagnostico de sobrecarga de volumen es correcto. En ese caso, y ante la no respuesta, estaría indicada la medición de volúmenes a través de cateterismo derecho.
La falta de efecto a nivel renal puede ser por una serie de mecanismos que incluye los siguientes89,91
Dosis subóptimas de diuréticos
Incumplimiento en la restricción de sodio
Pobre absorción intestinal (a menudo por edema)
Bajo FSR
Adaptación renal manifestada por hipertrofia de segmentos distales con la consecuente
reabsorción incrementada de sodio (por activación neurohumoral y/o incremento del
flujo distal por la misma furosemida), y a menudo por el túbulo proximal. Otros son la
albuminuria (haría perder la misma junto a la furosemida por via urinaria) y
recientemente se han planteado un posible mecanismo de hipocloremia e hiponatremia como causa de resistencia a los diuréticos
Mecanismos que impiden que se alcance la secreción luminal de forma óptima para efectuar su acción como son: hipoalbuminemia, IRC y competición por la secreción tubular (con ácidos orgánicos, BUN o AINES).
Como estrategias terapéuticas para abordar la refractariedad se recomienda
Incremento en la dosis de furosemida (Esta intervención tanto en el estudio ESCAPE como
en el DOSE mostraron que una descongestión agresiva se asoció con aumentos en la creatinina
pero con menor mortalidad, (apoyando el concepto antes descripto de “pseudoIRA”)92
Aporte de albumina en hipoalbuminemia
Suspender fármacos que compitan por la secreción tubular
Mejorar FSR
No iniciar de novo, pero no suspender IECA/ARA y betabloqueantes si ya lo venían
recibiendo
Sin embargo, por el momento constituyen materia de opinión otras estrategias que proponen:
Bloqueo tubular dual: Se refiere a la inhibición en la reabsorción de sodio en sitios distintos al asa gruesa ascendente de Henle. El ADVOR trial, con resultados aún pendientes busca investigar la efectividad de combinar furosemida con acetazolamida para descongestión en IC. Algunas
guías recomiendan agregar tiazidas, en quienes se observaron efectos adversos similares respecto
a la administración de metolazona VO o clortalidona EV, sin embargo, algunos autores observaron mayor riesgo de IRA con metolazona 93. Hay que tener en consideración su escasa eficacia con TFGe menores a 30 ml/min. Con los antagonistas del receptor de mineralocorticoides (ARM) se vieron resultados dispares. El estudio ALARM-HF mostró reducir la mortalidad hospitalaria en pacientes con IC y refractariedad a furosemida con la utilización de espironolactona 94. Sin embargo, recientemente se han publicado en el ensayo clínico ATHENA-HF evidencia acerca de que la espironolactona no mejoraría los síntomas descongestivos en IC independientemente de la función renal con poca respuesta en el incremento de la diuresis 95. La asociación americana de cardiología (AHA) recomienda el bloqueo dual en pacientes con IC refractarios al tratamiento diurético convencional (furosemida hasta 160-320 mg EV) (opinión de expertos) 96. Hay que tener un particular cuidado en los niveles de potasio en pacientes con deterioro de función renal.
Tratamiento con diuréticos de asa de forma continua vs intermitente: También ha habido
resultados dispares en los distintos trabajos. No se ha observado mejoría significativa en los síntomas ni tampoco mayor riesgo de IRA con la infusión continua 97. Sin embargo, recientemente un meta análisis que incluyo otros 8 ensayos clínicos demostró que la infusión continua no disminuye las hospitalizaciones ni mortalidad por IC, pero si mostró mejoría en los síntomas congestivos 98. La elección de ambas queda a criterio del médico tratante según su experiencia.
Soluciones hipertónicas de ClNa: Se ha visto en los últimos años que el cloro jugaría un papel
fundamental en mecanismos que gatillan la respuesta neurohumoral. Se observó que la
hipocloremia, con la consecuente disminución del cloro intracelular provocarían fosforilación y
activación de la proteína WNK-1 (sensora de cloro) lo cual promovería la activación del cotransportador Na/Cl del túbulo contorneado distal y por ende reabsorción de sodio y agua. Por otro lado, también se vio que la administración de cloruro activaría el cotransporte Na/K/2Cl con el consecuente aumento en la FeNa. Aparecieron algunos estudios con resultados prometedores en algunos pacientes que recibieron furosemida + infusión de solución salina hipertónica con IC en términos de descenso de peso y diuresis sin impacto en la función renal 99. Sin embargo, un ensayo clínico reciente demostró resultados dispares, pero en este justamente incluyó pacientes con IC e insuficiencia renal severa en los cuales no se evidenció mejoría en la diuresis de forma significativa, con aumento en la urea en el grupo que recibió furosemida + solución salina hipertónica vs furosemida sola 100. De manera que de esto último surge el cuestionamiento actual respecto a las dietas extremadamente bajas en cloruro de sodio, no solo por el potencial mecanismo de la refracteriedad a los diuréticos, sino por la aparición cada vez más frecuente de osteoporosis inducida por hiponatremia 101.
Ultrafiltración
Las guías de práctica clínica recomiendan que ante una inadecuada respuesta diurética a dosis iniciales de furosemida EV, se debe incrementar la misma. Si continúa siendo inefectivo, está indicada la evaluación volumétrica invasiva. La persistencia del exceso de fluido podría ser tratado en siguiente instancia con infusión continua de furosemida y/o combinando con diuréticos tiazídicos o antialdosterónicos. Si con estas medidas el tratamiento continúa fallando, estaría indicada la ultrafiltracion10,11 Independientemente de las recomendaciones de las guías, hay que tener en consideración los demás mecanismos propuestos que pueden desencadenar la resistencia a los diuréticos previo a la iniciación de la ultrafiltración. Se han realizado unos cuantos ensayos clínicos, en los que se evaluó riesgos y beneficios de tratar pacientes con síndrome cardiorrenal con diuréticos versus ultrafiltración. Los mismos han mostrado resultados dispares. En la siguiente tabla se enumeran los estudios mas importantes con sus resultados 102,103.104.105.
La UF no se recomienda de inicio en pacientes con IC de novo, quienes tienen altas chances de responder a diuréticos. Es importante tener en cuenta que, particularmente en aquellos en los que se decide realizar UF de inicio, se recomienda que la misma no sea mayor a 250 ml/hora, debido al menor refilling intravascular inicial.106 Por otro lado, aquellos con IC con afectación predominantemente del VD o con ICFEp son particularmente susceptibles a la depleción intravascular y a menudo toleran UF mas bajas (50-100 ml/hr). Numerosos mecanismos están involucrados en la inestabilidad hemodinámica de estos pacientes además de algunos descriptos previamente, como el shift osmolar inicial o la remoción de volumen del territorio venoso de stress, la cual determina la presión media de llenado sistémico y como consecuencia disminución del retorno venoso.
Una medida discutida, pero con sustento fisiopatológico consiste en disminuir el sodio del dializado por debajo de 140 meq/l, siempre y cuando no sea en pacientes con riesgo de inestabilidad hemodinámica intradiálisis. Esta última medida tiene mayor sustento en paciente con IRCT en hemodiálisis crónica.
Tratamiento farmacológico
Es uno de los pilares fundamentales además del manejo volumétrico, al cual ya te ha hecho referencia, a la regulación del overdrive neurohumoral y la atenuación de la fibrosis cardiorenal. De esta manera, resulta fundamental el tratamiento con inhibidores del SRAA (iSRAA) y betabloqueantes, los cuales tienen suficiente evidencia en pacientes con ICFEr.11 Menor evidencia presentan estos tratamientos en presencia de ICFEp. Limitada es la evidencia de estos fármacos en el manejo de pacientes con IC y disfuncion renal severa con IRC estadios IV-V, los cuales son excluidos de casi todos los ensayos clínicos.
IECA/ARA
Ambos han demostrado reducir mortalidad y hospitalizaciones por IC en pacientes con ICFEr.107 Sin embargo, como se mencionó anteriormente, la evidencia y eficacia es menos rigurosa para aquellos con ICFEp. Asimismo, proveen renoprotección al reducir inflamación, fibrosis, hiperfiltración glomerular y proteinuria e incrementar el flujo sanguíneo tubular por inhibición de vasoconstricción tubular.108 Demostraron ser igual de efectivos en pacientes con función renal normal que en aquellos con TFGe menores a 60 ml/min.109 Un concepto importante, sobre todo en pacientes con SCR es el relacionado a cambios en la función renal y la concentración de potasio sérico al iniciar el tratamiento.
Los cambios en la función renal: objetivados por un descenso en la TFGe es comúnmente observado en pacientes que inician tratamiento con iSRAA, siendo usualmente modestos y transitorios, atribuibles a cambios hemodinámicos por perdida en el tono arteriolar eferente con la consecuente disminución en la presión intraglomerular, y no por daño renal intrinseco.110 El deterioro en la función renal evidencia, en una proporción baja de pacientes, la presencia de patología renal intrínseca como estenosis arterial renal o enfermedad vascular intrarenal significativa, lo que determina deterioros a menudo severos y persistentes con daño renal intrinseco.111 . El concepto que surge de lo anterior es la evaluación acerca del balance entre el riesgo/beneficio de su administración. Pacientes con ICFEr que inician tratamiento con iSRAA y deterioran función renal tienen un peor pronóstico que aquellos que no la deterioran, sin embargo, los beneficios de los efectos a largo plazo son superiores a la suspensión del farmaco.
IRA permisiva o “hipercreatininemia”
Por lo explicado anteriormente, en la ausencia de otra causa obvia de IRA como una enfermedad intercurrente representada por: sepsis, nefrotoxicidad o hipotensión sostenida, la inclinación debería ser continuar con el iSRAA, aun en el contexto de caída de TFGe de hasta 30-40%.112 Sin embargo, aquellos con ICFEp, caídas en la TFGe conllevan peor pronóstico que aquellos que no deterioran, pero a diferencia del ICFEr, tienen mayor mortalidad a largo plazo.113 Los pacientes con ICFEp, como se explicó anteriormente, tienen una gran dependencia de la precarga, y la reducción de la precarga por los IECAS/ARA causa mayor caída en el volumen sistólico y presión arterial a pesar de las elevadas presiones de llenado. Estas fluctuaciones en la precarga pueden disminuir el FSR de forma dramática y generar disfunción renal. Esto último podría estar explicado por el siguiente mecanismo: El riñón en condiciones fisiológicas mantiene una TFG estable gracias a los efectos del SRAA. Sin embargo, en IRC e HTA de larga data, el rango de TA para la autorregulación es menor, y la TFG se vuelve en mayor medida presión dependiente, por ese motivo algunos pacientes cuando cursan una caída en la TA se acompaña de caída en la TFG sin injuria tubular (IRA permisiva). Los IECA hacen a la TFG mucho mas dependiente de la TA. Una caída sostenida en la TA habitual mas allá del rango de autorregulación causa IRA114, desde la cual la recuperación puede llevar semanas e incluso hasta ser incompleta (IRA real).
Los pacientes que desarrollan IRA durante una enfermedad intercurrente no siempre se ven beneficiados por la suspensión del tratamiento. De manera que las recomendaciones respecto al manejo de iSRAA según cambios en la función renal se resumen en la siguiente tabla.115
Betabloqueantes
Distintos ensayos clínicos con metoprolol,, bisoprolol y carvedilol han demostrado disminuir hospitalizaciones por IC y mortalidad en pacientes con ICFEr, aun con IRC con TFGe de hasta 30 ml/min, aunque carvedilol mostro beneficios incluso en pacientes en hemodialisis.116,117 Estos beneficios no se han visto con los betabloqueantes hidrofílicos como atenolol y nadolol, aunque en el caso del primero si ha sido efectivo como antihipertensivo y en enfermedad coronaria en HD con la administración 3 veces por semana post o durante la dialisis. No se ha visto beneficio en la sobrevida de pacientes con ICFEp con estos farmacos 118, aunque si ha habido efectos beneficiosos con ICFEsn.
Antagonistas de receptores de mineralocorticoides
El estudio EMPHASIS-HF con eplerenona se realizó en pacientes con IC e IRC hasta menos TFGe 50 ml/min. Se evidencio beneficio CV similar en pacientes con mayor y menor TFGe de 50 ml/min, pero en estos últimos mayor riesgo de hiperkalemia.119 Similar, el RALES, un ensayo clinico que utilizo espironolactona en ICFEr con TFGe mayor y menor a 60 ml/min. En ambos grupos se observó disminución de mortalidad por todas las causas y hospitalizaciones por ICD con espironolactona, pero aquellos con TFGe inicialmente menor a 60 ml/min tuvieron caída de la misma mayores a 30% y mas riesgo de hiperkalemia con espironolactona.120 Su utilización podría ser beneficiosa en el SCR tipo II y IV, con especial atención al desarrollo de hiperkalemia.
Sacubitrilo/valsartán
Recomendado por la sociedad europea de cardiología en 2016 en lugar de enalapril, ya que demostró superioridad en resultados cardiovasculares. Se realizó un análisis retrospectivo del PARADIGM-HF, en el cual se vio reducción del RR similar en pacientes con y sin IRC, pero TFGe mayor a 30 ml/min, y menores reducciones en la TFGe comparado a enalapril.121 A su vez mostro ser superior a enalapril en reducir mortalidad y hospitalizaciones por IC en ICFEr. El PARAMOUNT122 arrojo resultados similares respecto a retraso en la progresión de IRC incluso en ICFEp, aunque en estos últimos no se vio evidencia de beneficio en eventos cardiacos. PARAGON-HF, ongoing podría ofrecer resultados alentadores en ICFEp.
Inhibidores del cotransportador sodio-glucosa tipo 2 (iSGLT2)
Estos fármacos nuevos proveen efectos reno y cardioprotectores, con reducciones en albuminuria de hasta del 30-40% y eventos CV mayores en distintos ensayos clínicos. Los mismos son de especial atención en pacientes con ICFEp, en quienes podrían tener efectos beneficiosos. El EMPA-HEART mostro resultados preliminares (en 10 pacientes) alentadores en este grupo de pacientes, en los cuales Empaglifozina demostró en ICFEp con diabéticos y SLG disminuir 15% el índice de masa y mejorar la compliance del VI.123
Anemia
Un meta análisis reciente mostro que los pacientes que recibieron tratamiento con hierro carboximaltosado tuvieron disminución en el riesgo de hospitalizaciones por IC y mortalidad. El mismo fue administrado en pacientes con IRC con ferritinas menores a 100 ug/l o menores a 300 ug/l con saturación de transferrina menor a 20% independiente del nivel de Hb.124 A su vez, se sugiere que la inhibición de factores inducibles por hipoxia (HIF-1 y 2) tendrían un rol en la prevención o atenuación de la injuria cardiaca isquemica.125
Enfermedad ósea-mineral asociado a IRC
Si bien forma parte de la fisiopatología del SCR IV, su tratamiento específico no es objetivo de esta revisión
CONSIDERACIONES ESPECIALES
MANEJO DE HTA EN IRC
La HTA es considerada tanto causa como consecuencia de daño renal. Su prevalencia se ve incrementada con la IRC, siendo en pacientes bajo hemodiálisis crónica del 72-88%.126 Los procesos fisiopatológicos involucrados en su desarrollo y progresión en este tipo de pacientes están relacionados con activación neurohumoral persistente, sobrecarga de volumen, disfuncion endotelial (mas frecuente en IRC estadios IV-V), enfermedad mineral ósea asociada a IRC (calcificaciones vasculares que provoca rigidez arterial).
El diagnostico en pacientes con IRC no varía de aquel aplicado a la población general, salvo en aquellos en hemodiálisis crónica, en quienes el patrón oro (gold estándar) es la medición ambulatoria de la presión arterial (durante el periodo interdialítico). La comparación con las mediciones de presión arterial peridialíticas, demostraron ser superiores para predecir mortalidad CV y por todas las causas.127 Respecto a la TA objetivo en pacientes en hemodiálisis, se recomienda una TA preHD entre 130/60-160/100 mm Hg y TA postHD entre 120/70-140/100.128 En pacientes más jóvenes (30-40 años) sin demasiadas comorbilidades se puede considerar TAS objetivo pre HD entre 125-140 mm Hg.129
Son 3 los pilares del tratamiento: Medidas higiénico-dietéticas, manejo de volumen y tratamiento farmacológico. Las dietas ricas en sodio se han asociado a mayor mortalidad, sobre todo en HD.130 En estos últimos la recomendación es ingesta diaria de sodio menor a 2.5 gramos/dia.131 Respecto a la concentración de sodio en el dializado, se aconseja que no sea mayor a 140 meq/lt.132 El manejo volumétrico juega un rol fundamental en el manejo de la hipertensión arterial, sobre todo en paciente en hemodiálisis. Numerosos ensayos clínicos han demostrado que una adecuada remoción de fluidos mejora el control de la TA en estos pacientes.133 Las recomendaciones para el tratamiento farmacológico son distintas si el paciente es IRC o IRCT en hemodiálisis crónica. En los primeros, está recomendado de inicio un IECA/ARA, seguido de bloqueantes cálcicos no dihidropiridinicos (amlodipina), diuréticos tiazidicos (con TFGe hasta 30 ml/min), beta bloqueantes, dejando los ARM para casos de HTA refractaria.134 La recomendación para el uso de IECA/ARA en estos pacientes se basa en sus efectos renoprotectores y antiproteinúricos, provocando retraso en la progresión de la IRC; De esta manera son útiles en pacientes con HTA proteinúrica y en aquellos con HFrEF.135 Principal cuidado hay que prestarle, dentro de sus efectos adversos, a la hiperkalemia. El beneficio de estos fármacos en pacientes IRC no proteinúricos es mas limitada.
Las recomendaciones para pacientes en HD crónica son como primera línea la utilización de beta bloqueantes, seguido de bloqueantes cálcicos, IECA/ARA, vasodilatadores directos (hidralazina).134
La elección del betabloqueante se ve sustentada por trabajos como el HDPAL136, en el cual el atenolol demostró ser superior a lisinopril en disminuir de TA y riesgo CV. Los IECA/ARA son útiles y efectivos para descender la TA, son mayormente dializables, tienen un alto riesgo de hiperkalemia y no esta tan claro su efecto beneficioso a nivel CV, sobre todo porque la mayoría de sus estudios excluyen pacientes con TFGe menor a 30 ml/min. En un metan lisis que incluyo pacientes IRC en hemodiálisis, mostro regresión en la HVI, pero disminución poco significativa del riesgo CV, con riesgo de hiperkalemia. Si bien el uso de ARM aún no ha sido recomendado este tipo de pacientes, dos estudios evidenciaron disminuir TA y mortalidad CV con poco riesgo de hiperkalemia.134 Dos estudios ongoing (ACHIEVE y ALCHEMIST) podrían brindar mayor evidencia al respecto.
ENFERMEDAD CORONARIA EN IRC
Los pacientes con IRC tienen mayor riesgo de desarrollar enfermedad arterial coronaria (EAC), sobre todo a partir de TFGe menores de 60 ml/min, donde aumenta el riesgo en forma lineal a medida que disminuye el FG. 137,138 Solo el 44% de los pacientes con IRC estadio IIIa-V que presentan infarto agudo de miocardio (IAM) manifiestan síntomas típicos como dolor torácico, brazo u hombro izquierdo comparado con el 72% de los pacientes sin IRC. El síntoma cardinal mas frecuentemente es la disnea.139 Los pacientes IRC mas frecuentemente se presentan con síndrome coronario agudo sin elevación del ST (SCASEST) que con elevación del ST (SCACEST). Esta diferencia se cree que podría tener relación con disminución en la oferta/demanda de oxigeno miocárdico, desarrollo de vasos colaterales, presencia de HVI que altera la interpretación del ECG.140 A medida que disminuye la TFGe, es mas probable que el mecanismo de EAC sea no ateroesclerótico sino secundario a calcificaciones vasculares y coronarias.141 Estas últimas se depositan típicamente en la subíntima y media. Las microcalcificaciones se han observado mas frecuentemente en pacientes jóvenes por mecanismos inflamatorios, mientras que las macrovasculares predominantemente en pacientes mayores.142 Otros mecanismos fisiopatológicos de EAC en IRC se explican por alteración de lipoproteínas debido a sus modificaciones producto de su unión con toxinas urémicas, seguido de disfuncion endotelial estrés oxidativo. Producto de los mecanismos antes descriptos, a menudo terminan desarrollando SCA por formación de trombos secundario a erosión coronaria.
En la población general el tratamiento hipolipemiante con estatinas resulta un pilar fundamental. Sin embargo, y teniendo en cuenta parte de la fisiopatología de EAC en pacientes con IRC, (calcificaciones en vez de ateroesclerosis), el tratamiento con estatinas no demostró beneficio en reducir eventos CV mayores (principalmente en HD)143.
En el tratamiento invasivo con revascularización, las indicaciones en SCACEST son las mismas que para la población general, sin embargo, en aquellos con SCASEST no se observaron beneficios en la sobrevida de pacientes IRC respecto a tratamiento temprano con revascularización. Recientemente, el estudio ISCHEMIA-CKD, no mostró beneficio en realizar revascularización vs tratamiento médico estándar (aspirina + estatinas) en pacientes con IRC estadio IV-V e isquemia moderada-severa por eco estres.144 En caso de requerir revascularización, la cirugía de revascularización miocárdica mostró mejores resultados a largo plazo respecto a la colocación de stent en pacientes con IRC moderada-severa e IRCT con afectación de múltiples vasos.145
FA EN IRC
Se estima que el 20% de los pacientes con IRC tienen FA sintomática.146 A su vez, la prevalencia de FA en pacientes con IRCT en hemodiálisis es de 7-27%, de los cuales 1/3 es persistente y 2/3 paroxistica.147 Es bien sabido que los pacientes con IRC tienen un incremento en el FDR para desarrollar ECV y stroke, así como de sangrados por disfuncion plaquetaria secundario a uremia.148 Esto tiene implicancia directa en la decisión acerca del tratamiento preventivo con anticoagulantes; dos herramientas útiles son los score CHA2DS2VASc y HAS-BLED, aunque lo mas importante es individualizar según cada paciente. Las opciones terapéuticas son los antagonistas de vitamina K (AVK) y los nuevos anticoagulantes orales (NOAC). Respecto al uso de AVK, no hay datos surgidos de RCT que confirmen una disminución del riesgo de stroke o mortalidad con su uso en IRC estadio IV-V o en hemodiálisis, con algunos estudios observacionales que mostraron aumento en el riesgo de sangrado. 149,150 A su vez, el uso de warfarina ha sido asociada con aumento en el riesgo de arteriolopatia urémica calficicante. Para su uso en pacientes en hemodiálisis se sugiere un tiempo en rango terapéutico (TRT) mayor al 70%.151 Los NOACs disponibles al momento son apixabán, rivaroxabán, edoxabán (inhibidores del factor Xa) y dabigatrán (inhibidor de trombina). Los distintos trabajos publicados mostraron ser no inferiores a AVK en prevención de stroke con disminución en el riesgo de sangrado mayor a 50%.152 Los pacientes con IRC en estadio IV-V en hemodiálisis fueron excluidos de los RCT de NOACs para prevención de stroke en FA, pero su eficacia en IRC estadíos leve-moderado resulto similar a pacientes con función renal normal.153 Las guías europeas no recomiendan su uso con TFGe menores a 30 ml/min (dabigatrán) y a 15 ml/min (rivaroxabán, apixabán, edoxabán) y para ninguno en hemodiálisis.154 La FDA, basado en trabajos con pocos pacientes en los cuales se evaluó la farmacocinética de NOACs en hemodiálisis, aprobó su uso en pacientes con IRC severa. Apixabán 2.5 mg dos veces por día, rivaroxabán 10 mg diario en IRC estadío IV-HD y dabigatrán en IRC estadio 4 con una posología de 75 mg dos veces por dia.155 En una conferencia de controversias KDIGO, expertos recomiendan también el uso de apixabán 2.5 mg dos veces por día en pacientes con IRC severa y en HD en paciente con FA no valvular.156 Aun no se ha demostrado con ensayos clínicos la eficacia y seguridad del uso de NOACs en pacientes con IRC severa y en HD (son solo recomendaciones off label). Dos estudios ongoing (AXA-DIA Y RENAL-HF) nos podrían dar mas información al respecto. Respecto a su mecanismo de eliminación, el dabigatran es la única con eliminación significativa a través de la dialisis, con una remoción cercana al 50-60%. Esta última, a su vez, es la única con agente reversos de su efector, el anticuerpo monoclonal idarucizumab.
VALVULOPATIAS EN IRC
La enfermedad valvular cardiaca (EVC) es altamente prevalente en el paciente con IRC, con peores resultados y mayor mortalidad.157 Su prevalencia es mayor que en la población general y se incrementan con la declinación de la TFGe.158 La presencia de IRC confiere 1.2-1.3 veces mas chances de desarrollar estenosis aortica y 1.3-1.8 veces insuficiencia mitral.157 Respecto a los pacientes con IRC que desarrollan estenosis aortica, se estima que el área valvular disminuye 0.2 cm2 por año, siendo el valor en pacientes sin IRC de 0.1 cm2 por año.159 Los pacientes con IRCT en hemodiálisis tienen una prevalencia de EVC cercana al 14 %. Aun sin llegar a desarrollar EVC, entre el 35-40% tienen calcificaciones valvulares.160
La valvulopatía mas frecuente en esta población es la estenosis aortica, con una prevalencia del 6-13% y una incidencia anual del 3 %. Predictores de la misma son: edad, tiempo en dialisis, presencia de hiperparatiroidismo secundario.161 La fisiopatología de las valvulopatías en pacientes con IRC tienen una importante analogía con la afectación vascular. El componente metabólico se relaciona con calcificaciones valvulares por aumento del producto fosfocálcico secundario al hiperparatiroidismo secundario, presencia de beta 2 microglobulina y proteína amiloide. Todos actúan de forma sinérgica.162 El uso de warfarina se ha asociado con calcificaciones vasculares y valvulares, fracturas vertebrales y mortalidad. Los mecanismos hemodinámicos implicados son el shear stress y la presencia de FAV, la cual se asoció a mayor riesgo de EVC, pero aún se desconoce su rol.163 Bien conocido es el efecto producto de la sobrecarga de volumen, la cual genera IM funcional secundaria a dilatación AI164 Para descartar las valvulopatías funcionales secundarias a sobrecarga de volumen, es necesario realizar la evaluación mediante ecocardiograma en el peso seco del paciente.165
Para prevenir su progresión, es importante comprender que el empeoramiento de la EVC puede empeorar la IRC y viceversa. Se vio que los calcimiméticos (cinacalcet) retardan la progresión de las calcificaciones valvulares junto a dosis bajas de vitamina D, así como también la HVI. El tratamiento con estatinas demostró ser inefectivo.166 El manejo volumétrico optimo mejoran las valvulopatías funcionales. La elección del tipo tratamiento quirúrgico, así como sus indicaciones exceden el objetivo de esta revisión.
CONCLUSIONES
Continúa siendo un desafío el manejo del síndrome cardiorenal, no solo por sus intrincados y múltiples mecanismos fisiopatológicos, sino también por la dificultad en establecer cuál es el/los responsables de la injuria orgánica en cada caso. Frecuentemente, el SCR (cualquiera sea el subtipo) se presenta en pacientes pluripatológícos y plurimedicados, lo cual dificulta aún mas el manejo. Claro ejemplo de esto son los pacientes con IRC, en los cuales parte de los tratamientos utilizados en insuficiencia cardíaca ven limitado su uso con TFGe menor a 30 ml/min/1.73 m2, debido a que los ensayos clínicos excluyen este tipo de pacientes. Al mismo tiempo que se siguen conociendo nuevos mecanismos de injuria, de forma paralela se encuentran nuevas opciones terapéuticas para tratarlos. El advenimiento del conocimiento y manejo de los microRNAs, vías relacionadas al óxido nítrico, nuevos descubrimientos acerca del rol de las vías contrarreguladoras del SRAA, efectos de los iSGLT2, abren un nuevo campo alentador en el manejo de estos pacientes. Tan o más importante aún que un óptimo manejo farmacológico, es el manejo de los factores de riesgo, los cuales, a pesar de ser ampliamente conocidos, continúan aumentando su prevalencia e incidencia a nivel mundial. El abordaje multidisciplinario (nefrólogos, cardiólogos, clínicos, endocrinólogos) es de vital importancia en el manejo y seguimiento de estos pacientes. Por último, consideramos necesario incluir en futuros ensayos clínicos paciente con IRC en estadio IV-V y en hemodiálisis para poder ampliar nuestro conocimiento, con un alto nivel de evidencia, acerca de la eficacia y seguridad de los distintos fármacos involucrados en el tratamiento.